jueves, 1 de septiembre de 2011

Pumabús

Ya te había visto en la alberca pero, sin los lentes, me era imposible saber si tu me habias visto. El día que nos conocimos, nos subimos al pumita frente a la alberca; yo subi por la puerta de en medio y tú por la delantera, pero coincidimos en ese asiento ancho para una persona. No nos fijamos en el otro y nos quisimos sentar al mismo tiempo, nuestras mochilas se golpearon y nos disculpamos automaticamente antes de vernos.

Y entonces los dos levantamos la cara.

Al mismo tiempo nos intentamos disculpar nuevamente, con risitas nerviosas y una sonrisa en la cara, los dos ofrecimos el lugar al otro hasta que dijiste que podiamos sentarnos juntos, por estar tan flacos ibamos a caber bien. Hice un ultimo intento por convencerte de que te sentaras tú solo, pero tomaste mi mano e hiciste que me sentara contigo.

Me dijiste que ibas al metrobus, a esperar a una amiga. El viaje fue corto, pero nos dijimos mucho, cuando recuerdo ese día, pienso que tuvimos que dar tres o cuarto vueltas al circuito para decirnos todo lo que nos dijimos. Sé que te puedo contar lo que pienso y no te reiras, ni siquiera por dentro, y tú sabes que es igual de mi parte. Cuando estamos juntos, dejamos de ser timidos e introvertidos, porque dejamos de ser lo que creemos ser y comenzamos a ser lo que somos.

Cuando llegamos a la parada del pumita y yo empezaba un intento de despedida, me sujetaste ligeramente y, con tu mirada, me dijiste que no me fuera. Yo tampoco quería irme, pero no podía dejar de cumplir con los compromisos que tenía ese día. Te di mi celular, mi mail, incluso el numero de mi casa, me diste los tuyos, quedamos de vernos al día siguiente, pero faltaba algo. Subimos juntos la espiral, tomados de la mano. Una vez que llegamos hasta arriba, nos abrazamos y nos miramos otra vez (¿Dejamos de vernos en algún momento?) los dos sabiamos que iba a pasar. Y dejamos que pasara.

Despues me enteraría que no ibas por una amiga al metrobus, ibas a Ciencias, a darle vueltas a un grupo de numeritos imaginarios, hasta que fueran reales. Lo cierto es que eso nunca paso, por motivos que no termine nunca de entender, pero nuestros sueños juntos dejaron de ser imaginarios y son cada vez más reales.

"Primo Ego"