viernes, 25 de junio de 2010

El gorrito con pompon

Max estaba en el parque, bajo la lluvia.

Él y sus amigos jugaban y saltaban los charcos bajo el cuidado de la imperceptible pero omnipresente mirada de sus madres, quienes a su vez estaban cubiertas por un toldo y disfrutaban tazas de bebidas calientes.

-Estoy seguro de que ninguno de ustedes puede saltar este charco-
-Es muy grande y me da algo de miedo-
-A mi también-
-Y a mi-
-No se le ve el fondo-
-No sé nadar, si caigo en él me ahogare seguramente-
-Jajaja, lo sabía, son un monton de miedosos-
-¿Tu lo puedes saltar?- Pregunto Max
-N-no-
-¿Entonces por que nos retas?-
-...-
-Yo lo saltare, a mi no me da miedo-

Max les pidio a sus amigos que se apartaran para poder encarrerarse y saltar.

Respiro profundamente.

Empezo a correr.

Acelero lo mas que pudo.

Salto.

En el mismo momento en que Max estaba seguro que podria saltar el charco, las madres de los niños voltearon a ver un joven corredor que casi era atropellado, un perro salio corriendo de los arbustos y penso que la ruta mas corta para atrapar su pelota sería pasar abajo de ese niño que estaba saltando. Y lo hizo, pero como empezaba a tener problemas con sus ojos no calculo e hizo que el niño perdiera el equilibrio a mitad de su salto.

Max cayo en el centro del charco con la misma gracia que una piedra al caer en un estanque. Afortunadamente, y desafortunadamente, el charco no era demasiado profundo pero tenia una gruesa capa de lodo en el fondo.

Exactamente la mitad de su cuerpo estaba cubierta de lodo, pero el gorro que llevaba en su cabeza no tenia la mas pequeña salpicadura de lodo, como si no hubiera estado y se lo acabara de poner. Antes siquiera de poder salir del charco, la madre de max llego corriendo a ver que habia pasado con su hijo y ver si estaba bien. Tras decidir que no le habia pasado nada pero por no tener cuidado al jugar y estar sucio, su madre decidio llevarlo a casa a que se bañara y no volviera a salir en lo que quedara del dia.



Despues de bañarse y cenar, aún molesto por tener que quedarse en pijama cuando afuera todavia habia luz, Max recordo su gorro y como no se habia ensuciado. Como odiaba ese gorro, pero a la vez lo amaba. No le gustaba ese borde rojo tan grueso y de aspecto tosco, pero esa delgada raya amarilla en zig-zag, tan parecida a una corona, y ese azul de mas arriba, tan hermoso que parecia digno de uno de esos principes de los cuentos. Sin embargo ese pompon lo molestaba. Todos su amigos le decian que se veia ridiculo, y se reian de él. Una vez lo habia intentado cortar, ya tenia las tijeras en mano, pero no pudo hacerlo. Algo lo detenia.

Cuando nadie lo miraba, Max se ponia el gorro y acariciaba el pompon, era muy suave, y cada caricia era cada vez mas suave y cariñosa. Una vez incluso se habia puesto a llorar sin saber porque.

Tal vez habría llorado mas de saber la razón.

Su familia no era la verdadera.

Un dia hacia muchos años, alguien se habia metido a su casa, y tras meter las cosas de mas valor en un carro, se dio cuenta de que habia un niño junto a la ventana, jugando como un gatito con el pompon que colgaba del cordon de la cortina y en un momento que nunca podria decir si fue odio, envidia o una manifestación de amor, corto el pompon de la cortina y se llevo al niño. El niño lloraba si no estaba con el pompon, y a alguien se le ocurrio poner el pompon en un lugar donde el niño lo tuviera siempre a la mano. y tal vez por la combinación de colores en el gorro, el niño que iba creciendo, fue dejando de necesitar el pompon.

A veces, Max soñaba que era un gato, y que estaba en una sala, junto a una puerta de cristal que daba a un jardín lleno de flores que cuidaba una señora mayor que no conocia, pero que lo veia y le sonreia con tanto cariño que le hacia sentir bien. En su pata tenia el pompon del gorrito, pero no estaba pegado a un gorrito, estaba al final del cordon de una cortina.

Nunca recordaba el sueño al despertar, solo recordaba haber soñado y esas mañanas lo hacian sentir especial.

Fue hasta que tuvo 15 años cuando recordo el sueño y entendio que su familia, aunque lo queria, no era su verdadera familia.

Ahora tiene que pensar que hara.





Estaba "tocando"(estaba tocando las teclas, pero era como intentar tocar al azar una secuencia que no se conoce pero existe) el teclado de Andrik, me dijo que imaginara unos niños saltando unos charcos y tocara lo que imaginaba correspondia con eso. Tras muchas vacilaciones toque unas notas y de repente la historia tomo forma en mi mente. Le conte la versión reducida a Andrik y la demas la comparto con ustedes.

Lo curioso de haberme puesto a tocar es que de repente todos esos pensamientos que hay dentro de mi empezaron a hablar con mas fuerza al mismo tiempo. Pero fue esa vocecita de la represión y la inseguridad la que mas fuerte hablaba, no dejaba de decirme que soltara eso, que yo no le sabia y nada mas estaba haciendo el ridiculo.

Me choca admitirlo, pero le hice caso y aunque volvi a intentar tocar algo, ya no fue lo mismo y deje de hacerlo al poco rato.

Al que me diga que vaya a los clubes de optimismo o una de esas cosas de coco-wash le toca mirada fea y no le tocan galletitas. Mejor llevenme a un psicologo que no cobre demasiado y con quien pueda platicar para ver como deshacerme de esos miedos e inseguridades que cargo u_u

"Primo Ego"